martes, 27 de mayo de 2014

Lo que me salva es la noche lenta donde nace el verso - Por: Omar Garzón Pinto


Aquí estoy de nuevo, aferrado a este árbol que nace entre raíces de cal; a este que detenta en cada hoja la pupila de mis ojos; a este que da nacimiento a mi canto entre vientos de la noche. Aquí estoy, con el rostro en las rodillas, pensando en otra ruta, buscando otra salida.

Aún deseo escribir: Observo la figura de los astros con un hilo de preguntas en cada pestaña; trato de esculpir la inmensidad del universo con algunas líneas; dibujo el mensaje de las nubes con unos pocos versos. A penas, si puedo, me pongo de pie y saludo desde este tronco a una migración de aves, pero no puedo mentirme, no puedo engañarme –me digo ahora que amanece–:

Alguien que da vida a un árbol, que acaricia cada uno de sus frutos y encuentra refugio al abrigo de su sombra, no puede colgarse de sus ramas. 



Otoño en San José de Apartadó - Por Omar Garzón Pinto


Algo había escuchado sobre el otoño, pero no sabía lo que era.
Que las hojas caen como muertas de los árboles;
Que caen secas, lentamente, dijo la profesora.
Esta noche no es como las otras.
Un viento fuerte se abre paso entre las ramas
arrancando brazos, tumbando hombres.
No sabía lo que era el otoño. Ahora lo comprendo,
ahora que veo como caen los míos sobre el césped,
ahora que yo mismo caigo como hoja muerta en el camino.




Omar Garzón Pinto (Bogotá, Colombia). Sus  poemas han sido publicados en revistas y periódicos de Chile, Colombia, Cuba, México y Venezuela. Ha presentado su obra en festivales culturales, literarios y académicos. Entre 2011 y 2012 se desempeñó como tallerista de la Fundación Andrés Barbosa Vivas. Autor de los libros Faro desnudo, Liga Latinoamericana de Artistas (2011) y Flores para un ocaso, del mismo colectivo editorial (2013). Dirige el blog farodesnudo.blogspot.com

martes, 13 de mayo de 2014

El molino - Por María Elena Biccio



La tierra seca hacía remolinos intermitentes en el camino que llevaba a la casona, arremetiendo entre los alambrados de hilos flojos, agitando los pompones de los cardos y cicutas.
Dejé mi bolso sobre el piso de la galería desprolija por el otoño y mis pasos quedaron marcados sobre él. Frente a la puerta de doble celosías agrietadas encontré una nota amarilla: -“Vuelvo enseguida”.
Adiviné una sombra  en el patio detrás de la sala y escuché  al molino  quejarse al detener su canción de viento y agua.
-“¡Alejo! ¡Braulia!-
El crujido de la falleba ahogó mi llamado al ingresar en la habitación desierta. Unas hojas se colaron por el umbral bailando en el luminoso aire que dispersó el olor de los viejos muebles.
Oí los pequeños pasos y las risas detrás de los sillones. Me dirigí hacia allí arropada en el sol de la tarde y las risas se trasladaron detrás del bargueño.
-“Alejo, Braulia, ya llegué”.-
Nuevos pasos y risas. Distinguí el blanco reflejo de almidonados percales desaparecer tras el pesado cortinado.  Sonreí: recordaba el juego. El cordón se deslizó entre mis manos y la oscura pana cedió el paso a la luz donde bailaban incontables hadas doradas. Sobre la mesa un ramo de rosas y lilas perfumaba el ambiente.
-Se acabó el juego- dije triunfalmente.
Todo estaba iluminado y vacío. Sin embargo, el rincón de la estantería permanecía a oscuras. Allí se refugiaron los cuchicheos. Avancé unos pasos y entonces volví a oír al molino reiniciar su canción de viento y agua.
Se acabaron los pasos, las risas y los cuchicheos. Las rosas y lilas estaban secas en el florero sin agua. Sobre la mesa, las doradas hadas habían acabado su baile en una capa de polvo.
-“¿Braulia? ¿Alejo?”-
Mi voz era un susurro y mis ojos encandilados oteaban esperanzados el rincón. Me respondió el silencio.
En el patio, la rueda del molino aumento sus giros enloquecida en extraer agua del pozo. Su sonido metálico invadió la estancia desierta y martilló mis aletargados recuerdos. Un estremecimiento recorrió mi espalda.
Me acerqué a la repisa. Desde los retratos, Braulia y Alejo, con sus trajecitos blancos almidonados, me sonreían. Los abracé  mientras las lágrimas empañaban mis ojos.
Afuera el molino continuaba con la pérfida canción de viento y agua que, años atrás, había acallado las risas de mis pequeños antes de que yo llegue.







CURRICULUM LITERARIO
Apellido y nombre: Biccio María Elena
Residencia en: El Calafate, provincia de Santa Cruz, Argentina.
Integrante del Taller Literario “Manantial”.
Premios: 
- Quinta Mención en el Concurso de Cuentos  Asociación “Ciencia para todos”.( 2007)
-Primer Premio Concurso Literario Inverno 2009, Municipalidad de El Calafate .
-Finalista Selección de Textos Editorial Dunken año 2009,  (premio: publicación de un libro 64 páginas)
- Finalista Concurso Literario  Internacional Latin Heritage Fundation ,   2011).
-Mención de honor Certamen Junín –país 2012.-
-Mención en Concurso literario del Primer Congreso Ecológico de Pehuajó.
 -Premio S.A.T.O del Rotary Club Calafate Austral
Bibliografía:
-Cuentos en las antologías Mundo Literario 2006, Poesía y Narrativa Actual 2006 y Nueva Literatura de Habla Hispana2006”, Editorial Nuevo Ser.
- “Salven a la pulga”, cuento publicado en la antología “Cuentos con ciencia” por la Asociación Ciencia para todos, año 2007.
-El tiempo en un bolso, cuentos, Editorial Dunken, año 2010.
- “Por sus frutos los conocerán”, cuento publicado en la antología “Los ojos de la virgen”,  por Latin Heritage Foundation , (USA.2011).
-“El molino”, cuento publicado en la antología Selección de las Provincias, Editorial Dunken, 2012.
-“Verde, que te quiero verde” y “Miércoles de ceniza” publicados en la antología Junínpaís 2012, Editorial de Las Tres Lagunas.(2013)
- “Calceolarias y mosquetas”, novela, Editorial Dunken, 2013.
Correo electrónico: fliavonscheidt@cotecal.com.ar